Claves sobre lo que me ocurre cuando estudio ahora - Entrada del blog de la Escuela Gestalt Online - Terapia Gestalt Online

Cuando estudio: claves sobre lo que me ocurre ahora

Llevo toda la vida sin cuestionarme el hecho de estudiar. Creo que estudio desde antes de poder recordarlo, en mi vida ha sido una actividad cotidiana, se ha vuelto un hábito. Aprovecho este espacio para reflexionar sobre esto “en voz alta“.

¿Hasta dónde llega esta actividad?

Empiezo por aclararme el límite. Me doy cuenta de que puedo detenerme en el estudio de tipo académico. Esto sería un límite. Sería estudiar solo lo que fuese de ese ámbito: estudiar para formarse en los conocimientos que nuestra cultura entiende como útiles, técnicos, científicos, probados…; siguiendo la modalidad de estudio de las Escuelas, Institutos y Universidades. Esta es una fuente de conocimiento que he usado con asiduidad. Me parece fuente de lo básico para que las personas nos formemos en la cultura compartida, desarrollemos un criterio para entender el mundo y aprender a pensar… Sería una buena forma de entendernos, a la que todavía le queda camino para que llegue a todas las capas sociales.

Pero también estudiar se refiere a conocer otros espacios menos visibles. Bien porque la cultura no los coloca en primer término (no le son demasiado útiles o relevantes), o bien porque contradicen algunos aspectos de lo dominante en los sistemas académicos oficiales. Aquí se incluyen opiniones, especulaciones, teorías, elucubraciones, invenciones, chaladuras, etc. Así como en el apartado anterior hay consensos generales, no exentos de crítica, pero bastante estables; en este territorio el estudiante navega solo. Es su propio criterio el que le guía en las confusas aguas de un conocimiento disperso, de fuentes muy variadas y que puede ser completamente falso e incluso peligroso. Y puede llegar a generar una forma divergente de pensar, complemento imprescindible para entender la compleja realidad.

Definiendo qué es estudiar

Puedo estirar un poco más la definición de estudiar hacia lo que sería una observación atenta del mundo. ¡Hay tantas cosas que suceden en el día a día que serían dignas de estudio! Experiencias inesperadas con objetos de la naturaleza, con cosas cotidianas sin aparente interés y que de pronto pasan a ser importantes. O pueden surgir situaciones interpersonales de las que se puede aprender y, finalmente, descubrimientos cuando uno se mira atentamente a sí mismo.

Si miro atrás, creo que no he dejado espacio para lo que no sería estudiar, igual me he ido demasiado lejos. Al fin no importa, esto no es un escrito académico, como mucho puede que llegue a esa segunda categoría que antes describía, en este caso, una opinión. Así que corresponde al lector darle o no validez, por lo que ahí lo dejo.

¿Qué será lo que impulsa al ser humano (a algunas más que a otras) al estudio?

A lo que íbamos. Yo creo que es la curiosidad. Puede que también estudiemos por necesidad, incluso por obligación. Seguramente estaremos de acuerdo en que no funciona igual, no tiene el mismo dinamismo, no conserva tanto interés, no guarda en su trasfondo el placer. Quizá por eso a algunos dejó de interesarles, les aburrió, fastidió o incluso les desarrolló una fuerte alergia mental, el enfrentarse al reto del estudio, en cualquiera de los niveles que antes mencionaba. A otros nos sigue enganchando cualquier oportunidad de aprender, descubrir… en fin, curiosear.

Quizás es por la curiosidad que hoy en día hay una fuerte demanda por conocer, aprender, comprender, manejar… O sea, estudiar diversos aspectos de la psicología. Y, aquí también, aplico la misma distinción. Interesa lo académico, lo científico, el panorama que nos abre la investigación sobre nosotros mismos que deriva de la neuropsicología. Pero también interesa lo que desde muchos ángulos se descubre, teoriza o inventa sobre el tema. Recuerda aquí es tu criterio el que te guía. Yo con el mío elegí en su día estudiar Terapia Gestalt, aprender a colocarme frente a los demás con una mirada existencia, aprender fenomenología, etc. Y, por último, interesa también lo que podamos observar del mundo, del otro, de nosotros mismos. Y, entonces, dedicar tiempo y atención a este estudio cercano, casi íntimo.

Espero que esta pequeña reflexión te haya ayudado a plantearte el tema, su extensión. Y, sobre todo, encuentres el modo más eficiente que en tu particular momento vital, tienes de experimentar esta dimensión de la experiencia humana. Sea como sea, hemos compartido un momento de estudio, por mí ya vale.

Antonio Sellés

Foto por Lacie Slezak en Unsplash

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